sábado, 10 de marzo de 2007

Qué feliz soy!

Vivo sin vivir en mí: la revista Forbes publica la lista de los más ricos del universo. Resulta que todas las emisoras de radio y medios impresos no pueden disimular su gozo y sus locutores se rebozan como pijotas en la noticia. No podría ser mejor para nuestro destino universal, puesto que un español se ha colado en el top ten de los ultrarricos. ¡Pero serán gilipollas!

La fortuna media de los integrantes de la famosa lista es de 3.340 millones de dólares. No sé dónde leí que el coste de erradicar el sida sería de alrededor de 1.000 millones. Resulta que como la dichosa lista tiene unos 800 integrantes con más de 1000 millones, pues en total se reparten 800.000 millones de dólares. Es decir, erradicar el sida les significaría (a estos 800) apenas un 0,2% de su fortuna. Lo malo es que si consideramos la fortuna global de los de la lista, 2.6 billones, los cálculos son ya de escándalo: el 0,04%. Yo, que soy asalariado aunque reconozco que estoy contento con lo que gano, dono el 0,5% al tercer mundo. Estos (y estas) de la lista evidentemente no donan nada ni parecido, porque se habría notado. Basta con que se pongan de acuerdo y realicen una acción buena al año, como buenos scouts. Además, tiene guasa, y es que el sida se puede erradicar, o estamos cerca.

Pero es peor aún, hay toda una lista de enfermedades olvidadas pero terribles para quienes las sufren que se curarían con una fracción ínfima de lo anterior: de los 80 millones de niños muertos al año de malaria se salvarían unos 60 millones con la aplicación de un tratamiento que dura tres días y cuesta 60 centavos. Es decir, que con 54 millones de dólares, estos tíos (y tías) de la lista podrían salvar a 60 millones de niños. Schindler, el de la lista, sería como el protagonista de la canción de la Mandrágora a su lado: y yo allí con mi tren como un gilipo-llas, madre, y yo allí con mi tren como un gilipo-o-o-llas... (Marieta, La Mandrágora, Brassens/Krahe).

Bendito neoliberalismo que nos ha hecho consumidores y bienaventurados los neoliberadores (neo-liberador: ¡andá! ¡como en Matrix!) porque de ellos serán los diezmos de esta Tierra.

Hablando de capitalismos y sucedáneos, como diría Fraga (padre de la patria, bueno, padre, abuelo, bisabuelo... ¿es que este tío es inmortal? Ver Talleyrand, otro inmortal): y dichosto n´tengo más cañadir.

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